Esta mañana hemos vuelto a la “rutina”. Madrugrar, preparar
y llevar a los niños al cole, etc.
Y me he sentido una falsa hipócrita victimista. ¡ oju, que
autoacusaciones!
Pues sí, así me he sentido. Por si no lo sabéis des del 21 de
diciembre los mocos y las fiebres se instalaron en mi casa. Y no han tenido
bastante con los cuatro integrantes de mi casa, que han decidido expandirse a
todos los integrantes de mi familia de sangre.
Y claro, cuando me han preguntado acompañantes y mamis en la
entrega de mis retoños en el cole tenía dos opciones (seguro que hay más, pero
mi tendencia de blanco y negro impera en mí)
Opción 1:
Bien, las navidades bien.
Opción 2:
Un desastre. Des del 24 a la noche hemos estado inmersos en
acompañar a nuestros dos hijos en sus diferentes malestares, pasando por el
CAP, Urgencias del Hospital, otros dos viaje al Cap..Sin dormir muchas noches entre
ahogos, toses, fiebres y mocos. Sola a muchos ratos, pues mi Sonrisas trabajaba.
Encerrada en casa con el pijama puesto y sin duchar más de tres días seguidos.
Y por si no fuera poco, cuando mis queridísimos hijos
decidieron levantar el ánimo, mi padre sucumbió al delirio y la fiebre. Y
claro, como está inmunodeprimido se lo miran con lupa y lo dejan en un sótano
en observación hospitalaria.
No he podido celebrar el 25 como a mi me gusta, pues estaba
cansada y mocosa. No he podido celebrar mi cumpleaños porque mis peques estaban
enfermos. Hemos despedido el 2016 en la unidad familiar más reducida posible.
(con el planazo que teníamos!) No he podido hacer de Rey Mago porque mi padre
necesitaba compañía.
Pero claro, todos seguimos vivos, disfrutando de este
segundo lunes del 2017 gélido y no puedo quejarme.
Por todo esto, me siento una falsa hipócrita victimista.
Si
digo la opción uno, me estoy traicionando a mi.
Y si digo la opción 2 siento
que me hago la victima. Pobrecita que no ha tenido las Navidades que necesitaba
y deseaba (dice una de las Maebas que habitan mi cuerpo)
Y es que señores y señoras me merecía un período de
descanso. De cuidarme y cuidar. De disfrutar los aires navideños y las
posibilidades de relax casero. Pero nada más lejos, ni parecido.
Así que si me preguntas que tal las vacaciones, decide que
Maeba prefieres escuchar. Ahora ya tienes (como mínimo) las dos versiones.